¿Cuestión de fe?

Inmersos en la lucha por la última plaza que te manda directamente al infierno de la Segunda División, el Real Zaragoza depende de sí mismo para salvarse. Ha de ganar sí o sí en campo de un Levante que no se juega nada, solo el orgullo y los maletines que seguramente tendrán en las taquillas.
Los jugadores ya están anunciando que se dejarán la piel, los aficionados están respondiendo en masa para acudir al Nou Estadi de Valencia para apoyar al equipo. Pero nadie cuenta con otro factor de gran valor con el que juega el conjunto maño: Nuestra Señora la Virgen del Pilar, "la pilarica".
Hay que remontarse 16 años atrás para ver su primera aparición en favor del equipo de la capital aragonesa.
París, final de la Recopa de Europa entre Zaragoza y Arsenal. Empate a 1 y jugándose la prórroga cuando a falta de unos diez segundos para llegar a los fatadícos y aleatorios penalties, Mohammed Alí Amar, popularmente conocido como Nayim, sacó un zapatazo al aire desde 49 metros que se coló como un obús en la puerta defendida por David Seaman (el hombre mar). Zaragoza campéon. ¿Quién no recuerda ese golazo? Al acabar el encuentro, Nayim, musulmán, anunció que "la Virgen del Pilar le ayudó a golpear el balón".
Unos años atrás, el Real Zaragoza se jugaba la vida para no descender a Segunda. Se salvó, y como luego anunció César Sánchez, portero titular del equipo maño por aquel entonces, "nadie cuenta que jugamos con un jugador número doce muy especial, la Virgen del Pilar".
El pasado domingo el equipo maño jugaba su propia final en la penúltima jornada liguera, tratando de evitar el descenso. Ganó 1-0 al Espanyol merced a un gol de Leo Ponzio, pero no es más curioso que ese día "la pilarica" lucía un bonito manto con el escudo del club.
Este próximo domingo va la vida ante el Levante. ¿Se logrará la salvación? Recemos a nuestra Virgen.

"Virgen Santa, madre mía
luz hermosa cada día
que la tierra aragonesa
te dignaste a visitar."